… o nuestro primer mes en Malawi!
Hoy hace un mes estábamos empacando los últimos detalles antes del gran viaje hacia este nuevo mundo. Y hoy empacamos por última vez en los últimos 7 meses de viajes por el mundo y posiblemente la última vez en los próximos tres años. Empacar ya no es nada nuevo, conocemos muy bien nuestras 7 maletas, ya no es abrumador, aunque de tanto en tanto lo fue. Mañana empezamos a construir un nuevo hogar en Malawi. Vamos a vivir en una colina en Blantyre. Pero antes de eso, déjenme contarles lo que pasó estas últimas semanas, nuestras primeras semanas en Blantyre.
El primer sentimiento en Malawi fue que habíamos llegado a nuestra zona de confort. Aunque amamos Alemania y valoramos todo lo que en ella tenemos, llegar acá nos hizo confirmar por qué anhelábamos llegar y por qué desde el primer momento nos sentimos en casa. La simplicidad de la vida, el caos, el potencial de un nuevo camino, el desorden, las sonrisas, la curiosidad, distintos colores, distintos olores, distinto sentir en el viento, la humildad, el hecho de no dar todo por sentado y la certeza de vivir en el presente.
Para nuestras primeras semanas en Blantyre decidimos buscar un lugar de alojamiento sustentable. Cambiar los patrones de llegar a un hotel o a un departamento Airbnb por un lugar natural, un proyecto en busca de su propia sustentabilidad y la de su entorno. Hemos vivido un mes la belleza y al mismo tiempo el desafío que conlleva vivir en un proyecto así. En general ha sido un tiempo extraordinario, sobre todo para Nuna, pues aquí encontró una hermana, con la que ha convivido todo el día, todos los días. A través de este mágico lugar hemos conocido personas que han hecho de nuestro primer mes en Malawi, un momentum bastante activo: al segundo día nos entrevistaron para el canal nacional de televisión que fue transmitido en todo el país, transmisión que nosotros no pudimos ver porque no usamos televisor y no existe aún la versión online de noticias. Días después vino un grupo de música a grabar su video oficial en el cual también fuimos grabados bailando con las niñas. Conocimos un poco de la ciudad, restaurantes de la ciudad a donde se puede ir con niños, supermercados donde la gente con mayor poder adquisitivo realiza sus compras, hicimos nuestra búsqueda de casa, después de visitar 7 casas finalmente la vida movió los caminos hacia el que desde junio será nuestro nuevo hogar.
Dado que el proyecto se ubica a las afueras de la ciudad (15-20 mins en auto) y no tenemos aún nuestra bici, el propio medio de transporte, nuestra movilidad ha sido limitada. Markus ha estado yendo a su lugar de trabajo en mototaxi, es decir en una motocicleta con un conductor. La mayoría de la gente utiliza el minibús, la bicicleta o camina para llegar a su destino. Otra condición de vida nueva para nosotros es la escasez de electricidad. En Malawi, no hay electricidad continua desde principios de 2022 debido a un ciclón muy destructivo. Hay cortes de energía todos los días, durante al menos 7 horas. Dos lámparas son nuestras nuevas compañeras diarias. Hemos conseguido adaptarnos a ello muy rápidamente. Nuna ha ido a un pequeño jardín de infantes del lugar en el que vivimos. Yo a parte del trabajo de cuidados (tareas de cuidado de la casa), he estado trabajando en el diseño y contenido de NUNANMAR, y al mismo tiempo investigando posibles opciones de cooperación con organizaciones locales para mí.
La religión juega un papel primordial en Malawi y sin búsqueda alguna hemos sido sumergidos en esta parte de la cultura. Aunque la mayoría de la población en Malawi es cristiana, alrededor del 13% de la población es musulmana. Nuestro primer acercamiento con una iglesia ha sido una experiencia conmovedora, hemos podido sentir la fe que mueve el día a día de las personas, que motiva, que abraza. Es sumamente valioso poder contagiarse de esa energía teniendo la propia conciencia activa. Hemos empezado a agradecer a la vida, antes de servirnos la comida, y ver a este ritual como una oportunidad de activar la conciencia y ser agradecidos por lo privilegiados que somos, todo el día, todos los días. Si es que antes pensábamos que éramos conscientes de lo privilegiados que somos, el nivel de conciencia que estamos experimentando con este simple ritual, alcanza otro nivel. A nuestro ritmo, nos sentimos curiosos de descubrir qué más podemos aprender de este profundo aspecto cultural.
Ha sido un valioso primer tiempo en Malawi, con una transición suave para esta desafiante aventura. Aunque el inglés es el idioma oficial en Malawi, no todas las personas lo hablan. Chichewa es el segundo idioma oficial. Tenemos muchas ganas de seguir descubriendo mucho más la esencia de la vida de esta región. Estamos convencidos de que el factor primordial para este descubrimiento es el idioma, hemos organizado clases de Chichewa dos veces a la semana, con esto esperamos que en un par de meses ya podamos ir al mercado e independientemente hacer las compras y en general, poder entrar en contacto con la población local, la que no habla inglés que además es la mayoría.
El primer tiempo en Malawi se resume así: nuevos horizontes, nuevas formas de nubes en el cielo, nuevas especies de árboles y nuevos cultivos, un nuevo idioma, recordar mucho más seguido a Dios, volver a rezar antes de cada comida, proyecto permacultural, vivir cerca a una nueva cultura y aún un nuevo idioma, burbujas sociales.
My dear beloved Malawi.
Jajaja the red clay streets, the acacias, and the nice friendly people.
Hello Henri! Thank you for your comment. It is nice that in your mind, you could return to Malawi for a moment ✨😃
Hermoso relato!!!! Lleno de colores, sabores, aromas. Love it
Male
Gracias Male! Nos encanta que lo hayas disfrutado! ✨🤩
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